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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Estudio mayor sobre la contaminación climática de los bovinos

Tomamos este artículo para el debate. Lo que demuestra, es que ya es imposible negar que la ganadería intensiva aporta mucho al incremento del calentamiento global. Los ganaderos de América Latina se han comprometido a ser parte de una investigación para cuantificar la cantidad metano que producen.

Sin embargo, se observa que será un tema muy peleado por lo difícil de aceptar el real impacto de la ganadería, incluso difícil de ser aceptado por algunas autoridades. Y las medidas para hacer el gran cambio, es decir reducir la cría intensiva de ganado para aminorar la producción de metano, no parece ser bien tomado en cuenta. Basta ver las declaraciones de la científica Carmen Ciganda, miembro del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias de Uruguay, quien pone como ejemplo de medida para reducir la contaminación climática causada por la ganadería, lo siguiente:

Hacer un mejor balance en la dieta de los bovinos, mejorar las pasturas que comen, mejorar genéticas de las razas y especies y además desarrollar un control sanitario más eficiente del rodeo donde se crían.

"Hay pasturas que tienen más tanino y menos fibras, y eso es mejor para reducir emisiones de metano, pero hay que cuidar que, al bajar la producción de algunos gases, no suban otros", indica Ciganda. Es decir reducir las flatulencias de los animales pero seguir con el consumo de su carne que, según cientos de expertos en salud, es dañina para la salud humana, pero además, esta medida, no tocaría la larga cadena de la producción que hace uso de transportes, frigoríficos, uso de agua para los pastos, entre otros.

Aquí pues el artículo, que de todos modos es un avance y que en el debate que surja con los resultados del estudio, se pueda apreciar y oír medidas más eficaces.

BUENOS AIRES, nov (Tierramérica) -
Por Marcela Valente
             
Algunos de los grandes productores de vacunos de América Latina trabajarán en equipo desde 2011 para cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero de la actividad ganadera y para plantear opciones de mitigación.

La noticia aparece cuando acaba de comenzar en Cancún, México, la XVI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se desarrollará hasta el 10 de diciembre.

El proyectado consorcio, integrado por científicos de Argentina, Chile, Colombia, República Dominicana y Uruguay, fue seleccionado para recibir financiamiento de Fontagro (Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria).

Esta entidad, integrada por 14 países latinoamericanos y España, invitó a presentar proyectos regionales que contribuyan a crear capacidad de mitigación y adaptación al cambio climático y fortalezcan la seguridad alimentaria.

La propuesta ganadora se llama "Cambio climático y ganadería. Cuantificación y opciones de mitigación de las emisiones de metano y óxido nitroso de origen bovino en condiciones de pastoreo".

Se iniciará midiendo el metano con una técnica clásica y otra más elaborada, desarrollada en Argentina, para compararlas, dijo a Tierramérica la coordinara del proyecto, la ingeniera agrónoma uruguaya Verónica Ciganda.

América Latina libera apenas siete por ciento de las emisiones mundiales de gases que recalientan la atmósfera --como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, entre otros-- y si se toma sólo a América del Sur, en la que se encuentran algunos de los mayores países ganaderos del mundo, la proporción se reduce a cinco por ciento.

Pero al analizar el origen de las emisiones sudamericanas, la mayoría procede de la actividad rural. En Argentina, la agropecuaria emite 41 por ciento de los gases invernaderos nacionales, en Brasil 56 por ciento, en Uruguay 78 por ciento y en Paraguay 97 por ciento, según un estudio de investigadores del argentino Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Dentro de la agropecuaria, la ganadería bovina es la más contaminante. En América del Sur hay 312 millones de vacunos, más de 31 por ciento del total mundial.

El metano, un poderoso gas invernadero, se genera durante la digestión de los rumiantes, cuando el alimento se fermenta, y se dispara a la atmósfera con las exhalaciones y eructos de las reses y la descomposición anaeróbica de su estiércol.

La fuente principal del óxido nitroso es la orina de los bovinos. Para medirlo se usará la técnica de cámaras de flujo cerrado en las que se aplica orina con una concentración de nitrógeno conocida para luego medir las emisiones de este gas.

Aunque la cantidad de óxido nitroso de origen animal es menor que la de metano, su potencial de calentamiento es mayor.

El desafío de la región es reducir esas emisiones manteniendo la competitividad del sector agropecuario, y sobre todo la producción de alimentos como carne y leche.

Concluida la etapa de mediciones, se estudiarán las medidas para reducir la contaminación climática causada por la ganadería, dijo Ciganda, quien trabaja en el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias de su país.

Por ejemplo, un mejor balance en la dieta de los bovinos, el mejoramiento de las pasturas, mejoras genéticas de las razas y especies y un control sanitario más eficiente del rodeo.

"Hay pasturas que tienen más tanino y menos fibras, y eso es mejor para reducir emisiones de metano, pero hay que cuidar que, al bajar la producción de algunos gases, no suban otros", indicó la experta.

La hipótesis es que las emisiones de óxido nitroso son bajas, anticipó Ciganda, pero si los resultados de las mediciones mostraran mayor incidencia, también habría que trabajar sobre la dieta.

La investigación se llevará a cabo en distintas áreas de producción, tanto en corrales como a campo abierto, donde la alimentación varía mucho. También se procurará establecer cómo afectan los distintos tipos de forraje en la emisión de gases.

El proyecto permitirá poner a prueba una nueva y más precisa metodología de medición de emisiones de metano, dijo Tierramérica el veterinario Guillermo Berra, a cargo del capítulo argentino.

Desde el Instituto de Patobiología del INTA, donde trabaja, Berra puso en marcha tres años atrás un equipo de registro telemétrico de emisiones de rumiantes que se instala sobre cada animal elegido para obtener información.


Un dispositivo electrónico, que se fija mediante un arnés en la región dorsal del animal, se conecta a un sistema de cánulas desde el rumen, donde un sensor de flujo registra el volumen exacto de gas emitido.

El sensor envía una señal por telemetría que permite registrar las emisiones vía Internet en una computadora. El método fue probado en distintas unidades de monitoreo del INTA y a partir de 2011 comenzará en forma sistemática.

Berra subrayó que los inventarios de gases invernadero que presentan periódicamente los países partes de la Convención sobre el Cambio Climático recogen "estimaciones, no mediciones".

El proyecto procurará una medición concreta, fundamental para avanzar hacia el abatimiento de la contaminación. "Para reducir las emisiones hay que empezar por tener muy afilada la medición", subrayó el veterinario.

Para el profesor Edgar Cárdenas, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la estatal Universidad Nacional de Colombia, el proyecto definirá una línea base decisoria de negociación internacional para la leche y la carne. Hasta ahora, sostuvo, esos estimados de emisiones se imputan a los países ganadores en los mercados internacionales y afectan sus exportaciones.

América Latina no se encuentra incluida en el Anexo I del Protocolo de Kyoto, la nómina de países desarrollados con compromisos cuantificados de reducción de emisiones.

Pero el primer tramo de obligaciones del Protocolo concluirá en 2012, y en las negociaciones que se desarrollan en Cancún hay una creciente presión del Norte para ampliar los compromisos a algunas de las mayores naciones en desarrollo, como Brasil, el segundo productor mundial y primer exportador de carne vacuna del mundo.

En toda la región se discuten medidas de mitigación aunque con mucho cuidado de que no actúen en desmedro de la producción, no provoquen desincentivos ni mermas en los rodeos, dijo Berra.

"Es sumamente importante defender el criterio de reducción de emisiones por unidad de producción, por ejemplo por kilo de carne, o litro de leche, porque si se exige una reducción absoluta de emisiones puede haber una caída en la producción", advirtió.

El proyecto apunta también a mejorar la posición de los países del consorcio en el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, establecido por las Naciones Unidas para revisar y sintetizar la más avanzada ciencia climática.

Ese objetivo se cumplirá a través de la cuantificación de las emisiones de metano y óxido nitroso del pastoreo bovino y fijando opciones para su mitigación en cada uno de los países.

Para ello, además del financiamiento del Fontagro, patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo, el proyecto contará con la cooperación del gobierno de Nueva Zelanda, informó Ciganda.

* Este artículo fue publicado originalmente el 27 de noviembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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