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viernes, 25 de marzo de 2011

el plasma marina.....el mar revela sus secretos.

RENÉ
QUINTON: UN SABIO EN EL OLVIDO


Descubrió el agua del mar como
elemento indispensable para la vida y la salud.


René Quinton nació el 15 de
diciembre de 1866 (Francia). Hijo de un médico y alcalde de la ciudad, Quinton
no recibió formación científica particular alguna, sin embargo como muchos
grandes hombres de la historia, fue un autodidacta sumamente culto que estaba
al tanto de los principales avances y descubrimientos científicos de su época.


Después de estudiar letras y
hacer algunos cursos en el Museo de Historia Natural, comenzó su peculiar y
genial carrera en el ámbito científico que revolucionó los paradigmas de la
época.


La academia de ciencias
francesa no dudó en decir que después de Darwin, nadie sino Quinton había hecho
aportes tan relevantes en el campo de la biología. Sin embargo sin ánimo de
entablar batalla contra nadie, demostró al mismo Charles Darwin que “la vida
no se somete al medio, sino al contrario, es el medio el que se somete a la
vida, a la célula”.


Enfermó de tuberculosis, pero
el haberse trasladado una temporada a vivir junto al mar y curarse, descubrió
que la composición química del agua del mar es muy semejante a la de la sangre
de los vertebrados, retomando así los trabajos del célebre fisiólogo Claude
Bernard.


 De esta forma nació el célebre “Plasma de
Quinton”, utilizado en los dispensarios marinos que él mismo creó para salvar
miles de vidas en diversas ciudades francesas y extranjeras.


Hacía 1897, en el laboratorio
de Fisiología y Patología de estudios Superiores del Colegio de Francia,
sustituyó toda la sangre de un perro callejero por agua de mar isotónica
(diluida con agua dulce en una proporción de 2/3 agua del mar por uno dulce).
En apenas unos días, el organismos del perro volvió a reproducir los glóbulos y
plaquetas que convierten el agua marina en sangre. El animal se recuperó
completamente.


Louis Pasteur acababa de morir
(1895) tras haber desarrollado su trabajo basado en el ataque a los microbios
invasores. De ahí surgieron las vacunas y los antibióticos, el negocio de las
farmacéuticas en la medicina moderna. Sin embargo, el mismo Pasteur había
reconocido en su lecho de muerte que “el terreno lo es todo”.


Quinton ya tenía claro con
antelación, que para vencer a la enfermedad, todo lo que había que hacer era
reforzar “el terreno”, el medio interno de la persona, esencialmente
agua de mar, pero “isotónica”. Al tomar agua del mar o al sernos inyectada,
nuestro medio interno recupera su poder. Y un medio interno correcto ya no hace
falta perseguir a los microbios nocivos, porque allí ellos no pueden prosperar.
El suero marino da fuerza biológica a la célula para oponerse a la mayoría de
las enfermedades.


En 1975, en el Departamento de
Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la laguna (Santa
Cruz de Tenerife), se llevaron a cabo experimentos con varios perros similares
a los de Quinton, bajo los Protocolos de La Comunidad Europea, con agua
isotónica. Los resultados fueron satisfactorios y los perros se recuperaron
perfectamente. Con ello se demostró que el agua del mar que contiene los 118
elementos de la tabla periódica, es más eficaz que el suero artificial. Durante
la Primera Guerra Mundial, el ejército francés empleó agua de mar para
compensar la pérdida de sangre de los heridos en combate.


En diciembre del 2003, en la
misma Universidad de La Laguna, se practicaron el desangrado de diez perras y
se les trasplantó esta vez agua hipertónica como plasma sanguíneo, es decir,
recogida directamente del Océano Atlántico, recuperándose todas perfectamente y
sin ningún problema.


En 1904 Quinton publicó el
libro “El agua de mar, medio orgánico”, el cual despertó un gran interés en
todo el mundo. Pronto empezó abrir sus dispensarios marinos en París,
Molnpellier, Lyon, Londres y Egipto y hubo hospitales que se adhirieron al
método marino. El éxito fue fulminante. Las inyecciones de agua de mar
isotónica aplicadas a los lactantes en los dispensarios marinos, se contaban
por miles. Los médicos prescribían las inyecciones y Quinton alcanzó enseguida
la fama.


Los problemas de salud de los
bebés y los niños eran mucho más abundantes que hoy día. La mayoría de ellos
relacionados con la desnutrición. Utilizando las virtudes del agua del mar,
Quinton contribuyó de forma decisiva a reducir la mortalidad infantil, salvando
a miles de niños de una muerte segura.


También trataba a los adultos
muchos de ellos desahuciados por los médicos, a los que lograba curar
simplemente con un tratamiento de agua del mar. Los principales casos eran
tifus, cólera y diarrea, la tuberculosis, los niños prematuros, la anorexia,
enfermedades de la piel y malnutriciones graves.


Quinton curaba a la mayoría de
ellos. Están documentados casos gravísimos a los que el tratamiento del mar los
curó de forma fulminante. En 1914, ya se habían presentado ocho tesis
doctorales y originales solo en Francia sobre el suero marino.


En vísperas de la Primera
Guerra Mundial (1914-1918) el Ministerio del Interior francés se proponía
intervenir para que las inyecciones de agua de mar fueran obligatorias en la
época escolar, del mismo modo que la vacuna de la viruela….pero llegó la guerra
y con ella el olvido que fue aprovechado por los detractores de Quinton que no
podían asumir el hecho de que curase sin ser médico o científico titulado. Los
dispensarios abiertos, fueron desapareciendo progresivamente.


Es incomprensible e
inaceptable que la ausencia de un pedazo de papel universitario, pueda
ocasionar semejante daño a la humanidad. Quinton poco a poco fue apartado de su
popularidad bajo un escenario de guerra y posguerra donde las multinacionales
comenzaban a despertar de sus lúgubres cavernas y convertirse en un verdadero
cáncer de la sociedad.


Los médicos, tras apoyarle
antes de la guerra, le olvidaron ya que veían en él y en sus curaciones, un
peligro que ponía en evidencia el prestigio de su profesión y sus métodos de
cura.


 Las farmacéuticas con las vacunas y fármacos
despertaban de su letargo y extendieron sus garras y raíces en sus clientes
favoritos, los enfermos, ocultando el poder del agua del mar, un antibiótico
natural totalmente gratuito y que hubiera podido desempeñar una milagrosa
erradicación de las mayorías de las enfermedades existentes por entonces y en
la actualidad.


Las conclusiones de Quinton
nos llevan a comprender que los organismos propios de la vida animal son
verdaderos acuarios marinos en las que las células que lo constituyen,
continúan viviendo en las mismas condiciones en las que se encontraba la célula
primitiva.


Para comprobarlo, Quinton
realiza una serie de experimentos que, entre otras cosas, demuestran que los
glóbulos blancos sobreviven perfectamente en el agua del mar, lo cual hasta la
fecha, no se ha podido lograr en ningún otro tipo de medio, incluyendo el
suero, que básicamente está compuesto de agua y cloruro de sodio.


Quinton formuló una serie de
Leyes denominadas de la Constancia:


Ley de la Constancia Térmica.


Ley de la Constancia Marina:


Ley de la Constancia Osmótica: .


Ley de la Constancia General


Básicamente postuló que la
vida se originó en el mar, y que cada cuerpo humano es como un pequeño océano
en el que flotan las células. Si este océano interior mantiene sus condiciones
físicas (es decir, su ph, salinidad, temperatura, etc.) similares a las
primigenias, el conjunto del cuerpo se mantiene en un estado de equilibrio
natural, que es lo que llamamos salud.


Y al contrario, si se presenta
una carencia o un desequilibrio en estos factores, se dificulta (o llega a
impedirse) el funcionamiento normal del conjunto del organismo, que es el
estado al que llamamos enfermedad.


El poder del agua del mar y
como siendo un elemento abundante y gratuito, puede combatir las enfermedades,
la desnutrición, acabar con el hambre en el mundo e incluso regando tierras
desérticas para la explotación de la agricultura.


Nicolás Tesla vivió en la
misma época que René Quinton. René nació en 1866 y Nicolás en 1856. Numerosos
inventos de Tesla fueron plagiados, olvidados por numerosos intereses y otros
robados por las Autoridades tras su muerte. Quinton siguió su mismo camino a
pesar de haberse reconocido su trabajo y haber demostrado que lo que descubrió
era cierto, como así lo certificaba numerosos casos confirmados y el prestigio
que llegó a tener en las más altas esferas de Francia.


Estos dos grandes hombres que
tenían como patrón común entregar sus conocimientos para beneficio de la
humanidad de forma gratuita (Tesla la energía y René la salud), fueron anulados
premeditadamente por las multinacionales que veían peligrar sus intereses
económicos.


 Ellos compartían los dos campos importantes
para el desarrollo de una sociedad que quiere prosperar hacía un futuro mejor:
la salud y la técnica. Sin embargo, a pesar de ser eslabones únicos, fueron
tachados de la historia.


La ignorancia histórica debe
de ser truncada y darles a estos científicos su justo lugar en la historia de
la humanidad y su ejemplo ha de ser espejo en todas las Universidades del
mundo. Gracias a Laureano Alberto Domínguez Vicepresidente de Prodimar y de
Aquamaris, los conocimientos de Quinton han salido a la luz y comienza a
extenderse a la sociedad, creando dispensarios marinos y anunciando las excelentes
propiedades del agua del mar.


Ellos y todos los que apoyamos
a Rene Quinton, junto con Francisco García-Donas Presidente de Prodimar,
creador del Proyecto Oasis y Dispensarios Marinos, consideramos que el agua del
mar, es la madre de todas las aguas, y que su utilización en higiene,
agricultura y nutrición humana y animal, no sólo resolverá el déficit mundial
del agua, sino que eliminará el problema social y sanitario más grave que
padece la humanidad:


La desnutrición y la muerte
cada año de millones de niños. Divulgar los usos y aplicaciones del agua del
mar, se hace imprescindible, al tener ante nosotros y de forma gratuita, el
plasma marino que nos da salud y energía para vivir.


Todos los seres vivos
procedemos del mar. El ciclo de la vida y el clima en el planeta, nace en el
mar. El mar tiene la solución a todos nuestros problemas, es un plasma de
energía inmenso, gratuito y no valorado por los intereses egoístas de las
multinacionales que todo lo quieren patentar, sin importarles la vida en la
Tierra. La savia del mar nos hace respirar y vivir con intensidad.


AGUA
DEL MAR: UN PLASMA MARINO AL ALCANCE DE TODOS.


El mar, cuna
de todos los seres vivos, fuente de vida, abre su secreto al mundo y nos
entrega su tesoro más valioso: la salud


René Quinton, un científico
que sólo se preocupaba por la salud de las personas, descubrió las grandes
propiedades curativas que tenia el mar, realizando varios experimentos que le
llevaron a la fama, momento en que comenzó en Francia impulsado por él, al nacimiento
de dispensarios marinos donde se trataban a niños desnutridos salvándoles la
vida inyectándoles agua de mar y tratando a las personas adultas de
innumerables enfermedades que curaba con el mismo método. Su fama y su remedio
se extendieron por el mundo y los dispensarios marinos comenzaron a surgir en
diversos países.


Las teorías de Quinton, con
sus Leyes de la Constancia, nos dieron una visión del origen humano y de la
salud basada en la Vida y en el equilibrio holístico (tratar a la persona como
un todo, como una entidad y no por partes separadas).


 En cambio la teoría de la evolución atribuida
a Darwin (copiada de Lamarck) y la Teoría de los Gérmenes de Pasteur (que en
aquellos años competían intelectualmente con igualdad con las ideas de Quinton)
se centraban en la competitividad, en la lucha. El desequilibrio y la muerte.


 El plasma de Quintón fortalecía el organismo
en su conjunto. El suero de Pasteur (las vacunas) intentaba aniquilar un tipo
de microorganismo concreto declarado enemigo, era específico y por tanto no
servía para destruir otro microbio diferente.


Quinton desarrollando sus
Leyes de la Constancia  y fortaleciendo
el terreno, donde la célula vivía, demostraba que ningún germen patógeno podría
vivir en el mismo, por lo que actuaba directamente fortaleciendo todo el cuerpo
de cualquier sustancia invasora.


Pronto el plasma de Quinton
curó gran número de enfermedades que se habían creído incurables y que la
medicina de su tiempo y las técnicas de Pasteur simplemente ni podían tratar.
René fue considerado en todo el mundo como un gran benefactor de la Humanidad,
homenajeado por gran número de Jefes de Estado, por militares médicos,
intelectuales….hasta el comienzo de la primera guerra mundial.


En la misma miles de soldados
al no existir plasma suficiente, se empleo el plasma de mar con resultados
brillantes. Pero la guerra hizo olvidar los grandes logros de Quinton y los
dispensarios fueron cerrados uno a uno en poco tiempo. El interés económico de
las vacunas y de las farmacéuticas que comenzaban a invadir el mercado,
prevaleció sobre la salud. El capital va donde espera encontrar rendimiento, no
el bien común. Los poderes tenían como hoy en día, gran interés en mantener a
la población débil, enferma, diezmada y bajo control.


El poder económico por su
parte no iba a financiar curas 100% eficaces como el agua del mar que además es
gratuita, teniendo a mano a Darwin y a Pasteaur como coartada teórica para
producir toda una industria de artificios específicos vendibles (antibióticos,
vacunas, etc.). Quinton ha sido olvidado de forma increíble y premeditada,
olvidado históricamente.


Sin embargo, el objeto de este
artículo es dar a conocer ampliamente a la sociedad, al mundo, las propiedades
gratuitas del mar, que existen personas que han seguido el trabajo de Quintom y
que trabajan para implantarlo de nuevo, crear dispensarios y oasis marinos como
legado permanente de la humanidad.


En el primer encuentro
internacional realizado en Tenerife en 2001, la Doctora Jesús Clavera expuso
una ponencia con el título: “El uso del agua del Mar en Pediatría” concluyendo
que “el plasma marino está especialmente indicado en toda patología aguda o
crónica en la que esté involucrado el aparato digestivo, mucosas, piel, así
como el sistema inmunitario (infecciones o alergias)” y termina diciendo que
“en los países con escasez de recursos, el agua de mar tienen un gran valor
como nutriente en sí misma, como rehidratante y como un importante agente anti infeccioso
natural”.


En diciembre de 2004,
coincidiendo con el 2º Congreso Internacional del Agua de Mar en la que
participaron 22 universidades, se celebró una experiencia única. El Primer
Naufragio Voluntario, en la que 7 “náufragos voluntarios”, unos durante cuatro
días y otros siete, sobrevivieron sin agua dulce, ni alimento, consumiendo exclusivamente
agua de mar, demostrándose ante la Comunidad científica Internacional, el poder
nutricional celular del agua de mar suficiente para que un náufrago sobreviva
en alta mar con agua hipertónica (consumición directa), sin necesidad de beber
agua dulce, quedando desmentida la creencia popular de que quien tenga un
naufragio y bebiera agua de mar morirá o se volverá loco.


 No sólo se hidrata el náufrago, sino que se
nutre celularmente. Se acabó también con el mito que se sustentan las
estadísticas que señalan cómo el 90% de los náufragos mueren al tercer día.
Además de hidratar el organismo mitigando su sed, el agua del mar inhibe la
sensación de hambre.


Beber tres vasos de agua de
mar isotónica (2/3 de agua de mar y 1/3 de agua mineral), es ideal para nuestro
organismo y nos protegerá de numerosas enfermedades. Este plasma marino, es
gratuito y fuente de vida.


Los dispensarios que
nuevamente se están abriendo aunque muy lentamente, deberán ser las clínicas
futuras, el bienestar del ser humano que tiene a su alcance elementos gratuitos
y en abundancia, para reforzar su salud.


A la mayoría de los humanos,
el mar nos atrae, nos fascina, nos encanta escuchar su canto cuando las olas
chocan en los acantilados o se deslizan suavemente por la arena fina de las
playas. Dentro de nosotros se activa nuestro recuerdo escondido, nuestra
afinidad de donde procedemos, nuestro recuerdo celular que siente como el mar
es su infinita casa, su origen, la vida misma.


Nuestro cuerpo tiene un 70% de
agua de mar isotónica. Nuestras lágrimas, el sudor, la sangre…es salado. El
agua del mar baña todos nuestros organismos internos. Por ello tomar agua de
mar, es renovar nuestros líquidos internos y proteger el medio interno para que
ningún germen pueda alterar nuestra estructura.


El agua del mar debido a su
densidad nos facilita la relajación muscular, mejora la capacidad respiratoria,
ayuda en la eliminación de toxinas, mejora la circulación sanguínea debido a la
presión, por su alto contenido de sodio es de gran ayuda en la recuperación
muscular, en el agua los esfuerzos del corazón son menores, alivia dolores
reumáticos y musculares, los baños en agua del mar son buenos para combatir la
soriasis, su alto contenido de magnesio es muy efectivo para ayudar a calmar la
ansiedad, revitaliza los tejidos y equilibra y retrasa el envejecimiento de la
piel.


La brisa marina y los paseos
por la arena ayudan a nuestro organismo a mantenerse bien. El aire a la orilla
del mar tiene condiciones muy especiales pues está cargado de iones negativos
generados por las olas del mar, teniendo efectos relajantes y antidepresivo.


Laureano Alberto Domínguez,
gran investigador colombiano, ha resucitado los Dispensarios de Quinton,
emprendiendo conversaciones y alianzas en distintas partes del mundo con el fin
de extender este tipo de centros indispensables para la salud de las personas.


 Estos Dispensarios sirven para la distribución
del agua de mar de forma gratuita para diversos usos, realizándose un
seguimiento clínico de las personas que utilizan la terapia y en la que se
efectúan diversas actividades educativas, promoviendo el conocimiento sobre el
potencial inmenso del agua de mar como nutriente excelente.


 Laureano que es considero discípulo de
Quinton, no hace más que viajar intentando abrir estos dispensarios, ayudando a
que la gente tenga un recurso gratuito que le puede beneficiar, salvar vidas y
aumentar la calidad de vida de las personas sobre todo en aquellos lugares
donde el hambre, la pobreza golpea con fuerza ante los ojos cerrados de los países
occidentales.


La consigna desde tiempos de
Quinton, es que el agua de mar no se vende. Es un bien de toda la humanidad.
Uno de los propósitos de los Dispensarios es que el proceso de recogida de mar,
transporte y almacenamiento, no exista presencia de dinero, de coste alguno,
sino que sea un acto de absoluta solidaridad.


Así se ha hecho ya en
Nicaragua, Mauritania, Uruguay y Colombia. Para que esto pueda ser posible,
Laureano comenta que se deben establecer brigadas de apoyo para recoger el agua
y traerla a los lugares donde se necesite.


 Para ello se necesita que alguien dedique el
tiempo, que ponga el combustible, el vehículo y su ingenio. Algo tan sencillo y
barato que los propios gobiernos deberían establecer estos servicios totalmente
gratis y estar en los objetivos y programas de sanidad y salud.


Con el agua de mar también se
puede forestar, cultivar, crear Oasis Marinos que dejaremos para otra ocasión
en estas entregas que estamos escribiendo para dar a conocer de forma amplia,
las propiedades tan inmensas que posee el agua del mar.


Debemos extender estos
conocimientos a todo aquel que quiera escucharlo. Se debe ceder estos
descubrimientos de Quinton a los países que se encuentran en situaciones
extremas de pobreza y hambre.


Millones de niños y de adultos
se pueden beneficiar con los Oasis Marinos, los Dispensarios, la ingesta del
agua del mar. Un recurso que tenemos de forma ilimitada, una materia prima
gratuita, un plasma marino que nos da vida y  podemos obtenerlo con solo extender nuestros brazos.


El mar y sus propiedades
curativas y nutricionales es un legado que Quinton dejo para la humanidad, un
legado que nos quieren quitar con la ignorancia, con el ocultamiento de la vida
de Rene, con el olvido de lo que hizo por miles de personas. Las farmacéuticas
y los intereses económicos ocultan el avance de la ciencia, del conocimiento
natural, de nuestra armonía con el medio y con nosotros mismos.


El objetivo de este trabajo es
para que se difunda por todas las redes sociales posibles, por los médicos,
instituciones. Que consigamos que Quinton de nuevo resurja de ese agujero negro
al que han querido hundirle sin éxito, y que sus enseñanzas sea patrimonio de
todos, poniéndose en práctica en aquellos lugares donde la pobreza y el hambre
son el horror y la plaga que cae en las consciencias de los mismos países que
solo buscan beneficios económicos sin buscar una solución global.


El agua del mar es una vía
para la felicidad de muchas personas y que ningún gobierno ni multinacional nos
puede arrebatar.


EL
CÓLERA Y EL AGUA DEL MAR EN HAITI. PODEMOS EVITAR LA EPIDEMIA.


Por favor, mandárlo a todas
las listas y en especial a prensa y organismos como médicos sin fronteras.
Existe una solución eficaz para parar esta locura.


El cólera es una infección
intestinal aguda, grave, que se presenta con evacuaciones diarreicas
abundantes, con vómitos y deshidratación que puede llevar al enfermo a acidosis
y colapso circulatorio en el término de 24 horas y en los casos no tratados
puede llevar a la muerte.


La pérdida de agua por heces
puede llegar a ser de más de 15 litros por día, ocasionando una deshidratación
muy severa que puede matar al enfermo por choque hipovolémico y desequilibrio
electrolítico y ácido base.


Estas diarreas llegan a
desmineralizar al organismo. Por eso una aportación muy importante es el AGUA
DE MAR que contiene todos los minerales y oligoelementos de la tabla periódica,
que pasaría a reponer esa pérdida de minerales y a alcalinizar el medio
acidificado al ser el AGUA DEL MAR un elemento puramente orgánico y alcalino
con un ph. 8.4. (Donde hay oxígeno y alcalinidad no puede haber ninguna clase
de enfermedad ni cáncer. Otto Warburg premio Nóbel por la respiración celular
1931).


Al mismo tiempo y por vía
intravenosa el agua de mar supone una transfusión de “sangre” ya que el agua
del mar tiene las mismas propiedades que la sangre de los vertebrados
superiores. (René Quinton 1897). Así también lo dejó demostrado en los heridos
de la primera guerra mundial (1814) transfundiéndoles agua de mar hipertónica cuando
se terminó el suero fisiológico y el suero sanguíneo en plena batalla.


El agua del mar no solo aporta
los minerales que se pierden con las diarreas, sino que también es un alimento
celular por medio de sus nutrientes que dan la fuerza biológica a la célula
para que se oponga a toda clase de enfermedades, no solo al cólera.


Una forma de empezar
inmediatamente a utilizar el agua de mar en Ahití es la instalación de
depósitos de diez mil litros de agua de mar en decantación en lugares
estratégicos de la ciudad y hospitales, para ser utilizada por los voluntarios
tanto religiosos (focolares, camelistas, caritas,etc.) como civiles, militares
y autoridades sanitarias oficiales, sin preocuparse de los mitos de la supuesta
contaminación del mar, ya que no es posible contaminar el agua del mar debido a
sus mecanismos de defensa por el fenómeno de la osmosis principalmente y ante
solo las materias orgánicas.


Ya en el verano de 1912 René
Quinton erradicó la epidemia de cólera que asolaba a El Cairo solo con
inyecciones de agua de mar.


A principios del
siglo XX René Quinton tuvo un gran éxito sanando todo tipo de enfermedades
mediante la utilización de agua de mar, recolectada y almacenada bajo unas
condiciones físicas determinadas.-


Básicamente, postuló que la
vida se originó en el mar, y que cada cuerpo humano es como un pequeño océano
en el que flotan las células
. Si este océano interior mantiene sus condiciones
físicas (es decir, su ph, salinidad, temperatura, etc…) similares a las
primigenias, el conjunto del cuerpo se mantiene en un estado de equilibrio
natural, que es lo que llamamos salud.


Y al contrario, si se presenta
una carencia o un desequilibrio en estos factores, se dificulta (o llega a
impedirse) el funcionamiento normal del conjunto del organismo, que es el
estado que llamamos enfermedad.


El método de trabajo de
Quinton se basaba en recolectar agua marina a una profundidad determinada, para
así garantizar que el plancton y los microorganismos la hubieran pre-digerido y
transformado en plasma biológico.


Este agua-plasma se filtra en
frío para eliminar posibles impurezas (no se calienta, para que no pierda sus
propiedades vitales). A continuación se le añade agua destilada hasta rebajar
su salinidad al nivel de la sangre humana, ya que Quinton pensaba que el mar
primigenio donde se originó la Vida tenía menos concentración de sal que el
promedio de los océanos actuales. Finalmente, el plasma isotónico así obtenido
se almacena en recipientes de cristal sin partes metálicas y sin ningún tipo de
aditivos ni conservantes.


Los primeros experimentos de
Quinton con animales demostraron que se puede sustituir toda la sangre del
cuerpo por plasma isotónico
. El animal no sólo sobrevive a la operación,
sino que muestra más vitalidad, salud y vigor que nunca.


El plasma isotónico es la
única substancia conocida, aparte de la sangre, en la que pueden vivir los
glóbulos blancos
. La industria lleva décadas produciendo sueros
artificiales, que ni de lejos se han podido aproximar al nivel de eficacia de
este plasma natural.


Las teorías de Quinton nos
daban una visión del origen humano y de la salud basadas en la Vida y en el
equilibrio holístico. En cambio la Teoría de la Evolución atribuida a Darwin y
la Teoría de los Gérmenes de Pasteur (que en aquellos años competían
intelectualmente en igualdad con las ideas de Quinton) se centraban en la
competividad, en la lucha, el desequilibrio y la Muerte.


El plasma de Quinton
fortalecía el organismo en su conjunto. El suero de Pasteur (las vacunas)
intentaba aniquilar un tipo de microorganismo concreto declarado enemigo, era
específico y por tanto no servía para destruir otro microbio diferente (ni las
fantasiosas “mutaciones” derivadas del supuesto enemigo).


Pronto el plasma de Quinton
curó un gran número de enfermedades que se habían creído incurables, y que la
medicina de su tiempo y las técnicas de Pasteur simplemente no sabían ni podían
tratar. Todos los casos se solucionaron con pleno éxito. A su muerte, Quinton
estaba considerado en todo el mundo como un gran benefactor de la Humanidad, y
fue homenajeado por un gran número de Jefes de Estado, por militares, médicos,
intelectuales, etc…


Pero como siempre, el capital
va adonde espera encontrar rendimiento, no al bien común. Los poderes tenían
gran interés en mantener a la población débil, enferma, diezmada y bajo control
fácil. El capital por su parte no iba a financiar curas 100% eficaces, teniendo
a mano a Darwin y a Pasteur como coartada teórica para producir toda una
industria de artificios específicos vendibles (antibióticos, vacunas, etc…).


Pronto el poder advirtió que
esa misma industria farmacéutica incipiente podía mantener una cara amable para
el público, como si fueran sus benefactores, y a la vez mantener otra cara
privada para investigar y producir armamento biológico. Más y más armamento
biológico, según obtenía más y más atenciones por parte del poder y el capital.


Y así el siglo XX se vio
azotado con nuevas enfermedades de diseño, completamente desconocidas en la
historia previa (como la “gripe” española, el sida, las “gripes” aviar y
porcina, etc…).


Tras dos guerras mundiales,
mucha propaganda, dar comisiones a los médicos que recetasen antibióticos, y
unas cuantas prácticas mafiosas más, hoy día la celebridad que fue Quinton está
en un increíble olvido histórico. Los resultados de su método terapéutico
siguen siendo tan indiscutibles como siempre, pero éste está declarado ilegal
en Europa. El plasma isotónico se distribuye en círculos minoritarios, aunque
camuflado como “complemento nutricional” ya que contiene todos los elementos de
la tabla periódica que precisa el organismo, en su proporción exacta. Además el
intestino absorbe directamente estas sales, al encontrarse ya pre-digeridas.


También se ha querido
tergiversar la realidad asociando el nombre de Quinton a talasoterapias y
balnearios para ricos, con los que nunca tuvieron nada que ver ni su impecable
base teórica ni los asombrosos resultados obtenidos al aplicar sus teorías en
la práctica.


Mientras tanto, una gran
industria contaminante de la Muerte ha multiplicado la producción de armamento
biológico y de medicamentos muy ineficaces (o definitivamente inútiles), repletos
de aditivos extraños y de efectos secundarios indeseables.


 Es tal el control mental, que las versiones
oficiales de las teorías de los gérmenes y la evolución se han convertido en
dos grandes dogmas con los que se adoctrina en la fe a los niños en escuelas de
todo el mundo, como si ambos mitos fueran verdades. O mejor dicho, como si
fueran la única verdad posible, la realidad misma.



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